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Hacer de la calle un hogar

Foto del escritor: Sofía Alejandra Vélez Sofía Alejandra Vélez

Actualizado: 21 may 2020

Al salir de nuestra burbuja del egocentrismo y exponernos al mundo podemos ver la realidad de una sociedad con un sin número de necesidades y precariedades. Grupos minoritarios que nuestra socialización nos ha impulsado a rechazar, ignorar e invisibilizar. Son los olvidados, prejuiciados, desterrados y marginados. Son la otredad con la que nadie quiere tratar. Es una población con un alarmante problema de salud mental. Personas sin apoyo que viven en condiciones infrahumanas, esas son las personas sin hogar. Seres humanos que diambulan por las calles y hacen de la calle su hogar.


El realizar una práctica en servicio con personas sin hogar fue una experiencia que me hizo cambiar de perspectiva y sobre todo crecer. Pude observar tanta desolación, oscuridad y como dicen por ahí lo que es realmente estar en el hoyo. Ancianos, adultos y jóvenes con tanta desesperanza que se contagiaba al realizar las intervenciones. Pues vivimos en un sistema donde se nos hace cuesta arriba realizar cualquier tipo de gestión. Cada uno con una historia en particular, historias de maltrato, violaciones y pérdidas traumáticas que los llevaron a refugiarse en las drogas y/o el alcohol para escapar de su realidad. No tan sólo adictos hacen de la calle su hogar, sino que también hay personas que al perder su trabajo lo perdieron todo, ex confinados y otros tantos pacientes de salud mental.


Muchas anécdotas y experiencias me llevo conmigo. Una de ellas fue estar caminando por el pueblo y ver un joven de aproximadamente 24 años de edad en el piso de la calle convulsionando a causa de una sobredosis. Esta imagen se me quedó grabada en la memoria. Puedo recordar esa sensación de escalofrío y nudo en la garganta, pues no podía entender cómo un joven como yo estaba pasando tal situación. Me encontraba pensando en dónde estará su familia e incluso cómo se sentiría viéndose desde afuera. Además, pude apreciar la falta de sensibilización de los que se encontraban allí presente al comenzar a grabar tal suceso. Vi tantas mujeres y hombres que se prostituían para poder mantener su vicio. Pero lo más que me sorprendió fue la capacidad del ser humano de adaptarse ante cualquier situación. Se agrupaban por el día para cada uno irse a buscar el peso y por la tarde hacer un serrucho y compartir el vicio. Su misión diaria era buscar un buen cartón para poder dormir al culminar el día. Cosas insignificantes para la mayoría valía para ellos oro porque vivir sin nada les hacía valorarlo todo. Uno de los días nos enteramos por uno de los participantes que encontraron a uno de los diambulantes muerto en una casa abandonada. Este suceso me hizo reflexionar que no tan sólo son invisibilizados en vida, sino también al morir sus cuerpos quedan en total abandono donde nadie los reclama y sus almas quedan olvidadas.


Minimizamos el mundo al describirlo desde nuestra realidad sin saber de las múltiples realidades coexistentes. La “realidad” de la vida es que muchas personas sufren por vivencias inimaginables y no todos tuvieron la oportunidad de que se le propiciara desarrollar factores protectores en la niñez que los ayudaran a reponerse ante tanta adversidad. Dedico hoy mi nota a las personas sin hogar pues es un tema del que nadie quiere hablar, pero que sin duda alguna es el mayor reflejo de nuestra sociedad. Saquemos lo mejor de nosotros y aprendamos a ser empáticos ante el dolor de los demás. Hagamos como muchos que dan de lo que tienen y no de lo que les sobra para brindarle esperanza al caído. Nuestra humanidad como ciudadanos se ve reflejada mediante la bondad que tengamos ante grupos minoritarios como los son las personas sin hogar. Aprendí a no juzgar porque no tan sólo los adictos viven en la calle, sino muchos pacientes de salud mental, ex confinados y personas que a causa de perder el empleo lo han perdido todo. Mi intención es crear conciencia de que esa próxima persona buscando un cartón para dormir en el piso de la calle puede ser tu padre, hermana, hijo o simplemente tú…




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