Tan poco que me costo mi tranquilidad, mi alegría y el valor que siempre merecí. Tan poco que nunca me fije ser la competencia de tantas o incluso, un ejemplo a seguir...
tan poco que me desenfoqué en un sin número de ocasiones de las personas que me querían bien y les abrí paso a tantas otras que me apagaban poco a poco.
Hoy por hoy, me lo creo porque siempre lo he sido y lo soy. Soy esa que deja una huella en cada vida, aquella que es un ejemplo a seguir, esa que no se quita, que brilla y goza estando sola o acompañada, aquella que hace 20 cosas a la vez y muy bien, aquella que crece y hacen que los demás crezcan con ella ... soy eso y tantas cosas más.
Y sí, me costó entenderlo mil lagrimas, noches de insomnio, días grises, 20 inseguridades, varias amistades y uno que otro cuantos amores.
Pero repite conmigo... “que cueste lo que cueste, que pasemos lo que tengamos que pasar” ... pues al final vale la pena convertirse en ese mujerón por cuenta propia