Continuamente escuchamos que Puerto Rico necesita más de la juventud para salir hacia adelante, pero alguna vez se han preguntado ¿qué significa actualmente ser joven en nuestro país? Desde mi perspectiva es una mezcla de optimismo y fatalismo a la vez.
Es optimismo porque somos una generación más conscientes ante la diversidad y menos fanáticos ante líderes e ideales políticos obsoletos. Considerados rebeldes por ser agentes de cambio. Fluimos pero a la vez nadamos contra la corriente y estamos hechos de cuero duro. Somos aventureros y nos arriesgamos ante nuevas oportunidades y experiencias. Vivimos el ahora y reconocemos que la felicidad es tan sólo un constructo y si tuviéramos que definirla es la sensación de logro, pero más que todo son las experiencias adquiridas, es viajar, conocer y explorar.
Es fatalismo porque cada vez más nos quitan los derechos de tener acceso a una educación pública de calidad, porque nos han dejado un sistema de salud deteriorado, porque no podemos caminar solos con tranquilidad por nuestras calles, porque nos criamos dentro de un sistema capitalista el cual nos impulsa a tener y no a ser. Es vivir en una encrucijada ante las pocas oportunidades de crecimiento para tantos jóvenes preparados. Es toparse ante la difícil decisión de escoger si quedarnos a levantar un país pensado por la mayoría sin remedio o explorar y arriesgarnos a buscar nuevas oportunidades fuera de nuestro querido terruño.
Por otra parte, tampoco se puede negar la existencia de otros tantos jóvenes sin norte. Son reflejo de la poca importancia que se le ha dado a la niñez como una etapa crucial en el desarrollo de la personalidad. Jóvenes sin esperanza, sin deseos de superación, sin encontrarle sentido a la vida. Pero les pregunto, ¿cómo poseer estas ganas de crecer si no se cultivaron esas capacidades, si no tuvieron los mismos recursos y mucho menos vivencias memorables? Todo adulto es reflejo de su niñez por lo que no podemos pedirle a un ser humano que de lo que nunca recibió.
Aún así somos más los jóvenes soñadores y con mucha ambición de crecer. Estudiantes competitivos que a donde quiera que van sobresalen, atletas con disciplinas poniendo la bandera de nuestro país en alto, profesionales comprometidos en una practica más ética para el beneficio de nuestra sociedad, son empresarios emprendedores en busca de cambios, son científicos en busca de la cura para enfermedades terminales, son artistas y más que todo somos boricuas. Somos líderes de transformaciones y más que todo somos resistentes, resilientes y valientes. Es tan admirable el que se queda a levantar su país como el que se arriesga a dejarlo todo atrás en busca de un mejor por venir. Sigamos soñando, luchando por nuestras metas, unámonos en reclamo por nuestros derechos y sobre todo trabajemos por la vida que merecemos vivir.

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