Muchas veces somos partes de unos procesos sociales arduos en la cual tomamos decisiones al respecto o en relación a los mismos. Muchas veces juzgamos a otros/as por las decisiones que tomamos y se mide bajo una vara dual: bien o mal. A lo largo de nuestras vidas siempre nuestros contratistas (familiares) nos construyen nuestra personalidad a base de lo que le han construido y así sucesivamente, una cadena “sin fin”. He encontrado lógico decirles esto para que sepan, que no es fácil “vencer el miedo y hacerlo”, “pedirle el si a esa chica o chico que te gusta”, “decirle a tu jefe que no vales 7.25 la hora”, pero nos toca, nos toca respetarnos y crearnos conciencia a mitad de camino, en base a la empatía. Me dijeron un día que uno no da felicidad, la misma se comparte. Dejemos de tratar de ser estatuas de mármol: Perfectos, Fríos y obedientes, en lo mundano y hasta patético que puede ser. Sé un fanático, exuberante y admira toda aquella persona que decida escalar una "montaña imposible" para no simplemente ver la cima, si no obtener otras visiones de brincar de cima en cima sin tener que pisar a nadie.
Que les quiero decir mis niños/as con toda esta mierda que he escrito: Sea tolerante, sea paciente, brinda amor y respeta. El mundo no está perdido aunque hay cabezas que sí lo están en recovecos mentales. Aunque no lo creas, si puedes ser la diferencia.
Creo en ti y no me creas a mí. Solo cree tú mismo. Después me cuentas como te va y nos tomamos una cerveza compartiendo Felicidad.
Gracias por leerme
Atentamente,
Christopher Mena Lantigua
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