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  • Foto del escritorSofía Alejandra Vélez

Carta de un atleta de 13 años..

El deporte es una actividad que desde joven se usa para enseñar el trabajo en equipo, desarrollar destrezas motoras, trabajar con la comunicación e inculcar un respeto al orden y los rangos. El alto rendimiento cuesta y se empieza a pagar desde temprano, por eso la mayoría de nuestros atletas exitosos empiezan a una edad bastante joven.


¿A qué nos lleva esto? Un niño sin fines de semanas libre, una niña que no puede participar en el “talent show”, actividades que un niño común no se debe preocupar, pero si uno quiere tratar de dedicarse al deporte tiene que ignorarlo todo porque “mis padres están pagando” o “la semana que viene tengo que competir”. Dejamos a un lado la niñez, cambiándola por una competitividad que probablemente a largo plazo nunca olviden, pero en un abrir y cerrar de ojos pasa por desapercibido.

Proms, graduaciones, cumpleaños, “field days” son algunas de las actividades que todos los días veía que se dejaban a un lado porque había que ir a la cancha. Son pocas las veces que nos detuvimos a pensar, ¿Cúanto me va a afectar en el deporte si falto a mi cuarta práctica de la semana? Después de viejo me di cuenta que probablemente nada, pero en ese momento faltar a un juego se consideraba un pecado. Pero, ¿por qué en ese momento decidimos dejar atrás esas fechas importante que nunca van a volver para practicar una disciplina que nos apasiona? ¿Por qué Ignacio, Jan y Fonso no fueron a su graduación de cuarto año el mismo día que yo no fui a mi prom porque estábamos cualificando para un torneo? Estas son las preguntas que me hago 10 años después.

El deporte nos da perspectiva que se quedan con nosotros para toda la vida y que son imposibles de aprender en otro lado. Tener esa responsabilidad y disciplina de hacer las cosas “bien” porque mi rendimiento afectará directamente a mi compañero que también dejó a un lado fechas importantes por estar sudando un uniforme hasta las tantas de la noche. Estos factores y muchos más van creando la competitividad de un atleta desde pequeño y los que no la desarrollen se van quedando atrás lenta pero seguramente.

¿Será esa competitividad que no nos deja faltar al “talent show” de la escuela por ir a jugar una semi final en Adjuntas?  A mi entender el espíritu competitivo es de las pocas cosas que te hace faltar a fechas especiales con poco o ningún lamento. Cuando se gana, ganamos todos, pero cuando se pierde, perdemos juntos y no hay nada mas malo que no compartir esa sensación con tus compañeros.

Cuando veas a un atleta que la pasó mal, molesto porque perdió o recuperándose de una lesión, dale un brake, probablemente lleva preparándose toda la vida para llegar a ese momento mientras perdía fechas importantes y brincaba etapas. Ese espíritu competitivo lo llevó hasta ahí a son de cantazos y largas horas de entrenamiento para llenarse de gloria y llenar a sus amigos, fanáticos y patria de orgullo. Si conoces o tienes un familiar jovencito con pasión por el deporte, apóyalo en todo lo que puedas, a lo mejor no lo parece, pero lo necesita mas de lo que crees para seguir llegando a la cancha a competir mientras deja a un lado esas fechas importantes y que en algún momento va a mirar hacia atrás y pensará si valió la pena. Mas que eso enséñale que perder es peor que morir para que vea que si vale la pena. ¡SALUD!


Autor: Danny Nazario,

uno de los creadores y administradores de







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